lunes, 12 de septiembre de 2016

La Batalla de Kahlenberg

En la mañana del 11 de septiembre de 1683, en una Viena que llevaba ya asediada dos largos meses llegan al campo de batalla un nuevo cuerpo de ejércitos, con los reflejos del sol en la armadura ni las tropas austriacas ni las otomanas saben quien son, pero al acercarse mas, ven que tienen dos filas de plumas de águila a la espalda. Los sitiados respiran aliviados, llegaban los refuerzos, llegaban los polacos

La Batalla de Kahlenberg

Que el Imperio Otomano tenia como gran deseo la conquista de Viena es algo que era conocido por todos desde que empezo a expanderse por Europa despues de la conquista de Constantinopla, la toma de Belgrado solo hizo aumentar ese deseo, se trataba de una ciudad que le permitia asaltar el centro de Europa, y tambien controlar todas las rutas comerciales que pasaban desde el este hacia el oeste europeo. Asi, en 1529 intentaron por primera vez tomar la ciudad, pero fueron derrotados, para celebrar esta victoria se crearon los croasants, dulces en forma de la luna otomana


Entre el Imperio Otomano y el Sacro Imperio Romano había una gran tensión, mientras que el Gran Visir Kara Mustafa buscaba una gran victoria militar que asentara su posición, ya que era visto por sus militares como alguien dubitativo y que en realidad no hacia nada por la expansión del Imperio. Para ello empezó una serie de campañas de pequeñas escaramuzas donde se daba apoyo a las minorías no católicas de húngaros en la frontera entre ambos imperios

El visir Kara Mustafa

Por su parte, Leopoldo I se encontraba vigilando sus espaldas de la amenaza de Luis XIV de Francia, el monarca Borbon, que había conseguido unas buenas rentas gracias a su intervención en la Guerra de los 30 años que ademas había provocado la Paz de Westfalia, para ello inicio una política, primero con el Cardenal Richelieu con su padre, y ahora con el ministro Armand du Plessiss de primero sus intereses nacionales, sin importar el resto de Europa, y que se encontraba con que el Sacro Imperio Romano estaba agotado después de tanta guerra, por lo que no dudo en aliarse con los Otomanos para así poder hacer una pinza entre los y arrebatar tierras a los imperiales, en clara respuesta a la negativa de los alemanes de que Luis XIV pudiera postularse a ser emperador del Sacro Imperio Romano.

Leopoldo I

En los años previos, el Imperio Otomano empezó una serie de movimientos para empezar el asedio, a la vez que Francia provocaba tensión entre el Imperio y ellos, los otomanos promovían en 1681 una serie de revueltas protestantes, lideradas por el anti-Habsburgo Emerico Thokoly, que se proclamó rey de la Alta Hungría, lo que hoy sería Eslovaquia y noreste de Hungría, por lo que las escaramuzas en esa parte del Imperio, que hacía frontera con los dominios turcos aumentaron entre ese año y el siguiente aumentaron. La represión de estos movimientos llevaron a los imperiales a perseguir a los rebeldes hasta Hungría Central, lo que provoca la excusa perfecta al Visir Pasha para conseguir su guerra para obtener la gloria. El Sultan Mehmed IV autoriza que en el año 1682 el visir ordene la toma de castillos en el noreste de húngaro, serian los castillos de Gyor y Komarom, lo que veia como una oportunidad de seguir avanzando en Europa, y de paso darle uso a una nueva epoca de resurgimiento que parecían tener ahora que su dinastía, la Kropulu, de origen albanés, estaba teniendo

Mehmed IV

En enero de 1682 se declara la guerra entre Otomanos e Imperiales, pero los otomanos aunque no lanzan un ataque hacia Viena de forma inmediata, ya que de aquella la guerra siempre se hacia en verano, por lo que deciden aprovisionarse, preparar las piezas de artillería, reparar puentes y caminos, ya que si lanzasen el ataque ese año, llegarían a Viena a principios del invierno. Claro que son 15 meses que dan tiempo a Viena a prepararse, refuerza sus defensas, hace levas, forja una alianza entre Polonia, Venecia y el Papa Inocente IX. La intervención polaca, a la postre decisiva, fue atraída bajo la promesa de ayuda en caso de que los otomanos atacaran Cracovia, por lo que se creaba una alianza de los países que hacían frontera con los turcos. La del sumo pontífice fue clave para que el resto de reinos cristianos mandaran tropas, como hizo Venecia, o ya sea económica como hizo España en ese momento, aun asi, a esta alianza, donde no estaba Luis XIV, se la llamo la Santa Liga, recordando a aquella alianza que puso fin al expansionismo turco en la Batalla de Lepanto

Caballeria polaca

El 31 de marzo de 1683 llegaba la declaración de guerra otomana a Viena, mientras que el ejercito otomano empezaba a dirigirse a Viena, llegaron a Belgrado en Mayo, y las primeras tropas tártaras, unos 40.000, llegan a Viena el 7 de julio. Al mismo tiempo el rey polaco Jan III Sobieski prepara un ejercito, y parte el 15 de agosto desde Cracovia hacia Viena, dejando a su país con las defensas muy mermadas en caso de ataque otomano. La columna lituana del ejercito polaco, comandada por Jan Kazimierz se retraso al dedicarse a devastar las serranías húngaras que daban apoyo a Thokoly, por lo que llegaría a Viena después de la batalla 

Jan III Sobieski

Viena parece, a pesar del refuerzo del año anterior de sus defensas, con las horas contadas, solo tiene 6.000 hombres y unos 5.000 defensores voluntarios, y cuentan con el apoyo de unos 300 cañones. . Solo la campana de la Iglesia de San Esteban tañeran durante los días del asedio, lo que le valdrá su mote de la Angstern, o la angustia. Los asedios son difíciles, pero cuando se tiene que combatir en los muros día tras día, y mas cuando el asaltante puede presentar al día siguiente tropas de refresco, es algo complicado. Para cuando lleguen los refuerzos, los turcos habrán intentado hasta 18 veces asaltar la ciudad por una brecha que habían abierto en las murallas. Y es que una de las claves de la resistencia de Viena, no es solo la ferocidad de los defensores, sino también que los otomanos no llevaron artillería pesada al asedio. El defensor de Viena, Von Starhemberg, envía en los días previos al 11 de septiembre a Carlos de Lorena un mensaje con un escueto "No perdáis mas tiempo, clementisimo señor, no perdáis mas tiempo"

Los turcos llegan a Viena

Todo parecía en orden, pero unos días antes, en una posada de Ober Hollabrunn, se reúnen el rey polaco, Carlos de Lorena como representante de las fuerzas imperiales y Waldeck, al mando del contingente de Franconia. Aquí se quería discutir como atacar a los otomanos que estaban en Viena. La idea era escoger una ruta de las tres que habían, o por el flanco izquierdo del Danubio, la fácil, la difícil que era por el derecho, cruzando por montes y con el flanco expuesto, y una tercera que era una mezcla de las dos. Sobieski escoge para si la difícil, pero propone que Waldeck, con sus tropas vaya por la izquierda, y el duque Carlos ocupe la ruta central. Eso también significaba la colocación de las tropas en el campo de batalla El problema es que en las reglas de la época, el lugar de honor era el derecho, pero el centro era el lugar que ocupaban las tropas menos fiables.
Un husar alado mata a un jenízaro

Con este problema, que no se planteaba ahora y podría dinamitar la alianza. El rey polaco entonces se levanta de la mesa, y se dirige a donde estaba el príncipe Waldeck, el cual le estaba diciendo al rey polaco que el honor no permitía ese sitio para un combatiente como el Duque lo ocupe. El rey polaco con el mapa le señala un hecho, las tropas de élite y los mandos otomanos siempre están en el centro. La idea era clara, cargar al centro y la caballería polaca penetrar por un flanco. Después de este malentendido que casi dinamita la alianza, se pone todo en marcha. La ventaja de años de combate entre Polacos y otomanos podían ser útiles


Las tropas cristianas tenían ante si a un ejercito que les doblaba en numero, y no tenían artillería, mientras que los turcos, con piezas de artillería ligera, no considera a las tropas de socorro una amenaza, por lo que ni hicieron formación de batalla, ni pensaron de derivar tropas de las trincheras de asedio, algo que fue un error.

La Batalla de Viena por Franz Geffels

El día 12 con los primeros rayos de sol, los polacos celebran una misa mandada por el religioso italiano Marcos de Aviano, y este bendice a los combatientes. Todo esta listo, los comandantes solo esperan el momento de empezar la batalla, en el monte Kalhenberg, a las afueras de Viena, las tropas de los príncipes de Baden y Sajonia, los Wittelsbach de Baviera, los señores de Turingia y Holstein, Jan III Sobieski, tropas húngaras, venecianos, el General Italiano Conde Enea Silvio Caprara y un joven Eugenio de Saboya, que recibe su bautismo de fuego, están listos para decidir el futuro de la Europa cristiana

El cuadro de la batalla de Josef Brant

La caballería polaca, con sus husares alados a la cabeza, de los que ya hablamos en este blog, en este enlace, llevan a cabo una carga tan brutal que en solo 30 minutos provocan unas 20.000 bajas, lo que provoca que la batalla quede ya casi decantada para los cristianos. La llegada de Carlos de Lorena, que se enfrentan a la vanguardia otomana liderada por Kara Mehmet Pacha en Nussberg, y que junto a la ayuda sajona, logran colapsar las lineas turcas en este punto y dejan el flanco derecho otomano totalmente indefenso. Y es por este lado derecho por donde atacaran los francos y bávaros atacaron y mermaron a los sitiadores, para seguir hacia el centro para encontrarse con el resto de los aliados.


Una nueva carga de los polacos, comandada por el propio rey, acabaron con la caballería otomana y tartara, y es donde hicieron valer una de las armas características de los husares alados, las largas lanzas, que perforaron con facilidad las armaduras de los spahis y caballeros mongoles. Esta carga, resulto definitiva porque abrió por completo la puerta al campamento otomano, y dejaba atrapados a las tropas que estaban en las trincheras de asedio entre dos frentes, a su espalda, los refuerzos, a su frente, los defensores de una ciudad que se sabían ahora salvado y que si antes ya habían luchado ferozmente, ahora mas aun


Se abría ahora la posibilidad del saqueo del campamento otomano, los jenizaros fueron aniquilados fácilmente en las trincheras, el Gran Visir a duras penas logro escapar hacia Hungría, pero abandonaban un gran botín tras suyo, dejaba a unos 20.000 muertos por tan solo 2.000 de las fuerzas defensoras. Solo la caída de la noche y el cansancio de las tropas de la Santa liga permiten a los tuecos escapar sin ser totalmente aniquilados. El botín se repartiría de forma que los trofeos mas valiosos, las posesiones de Kara Mustafa se las dieron a Jan III Sobierski y su ejercito. El mismo rey escribió una carta al Papa diciendo algo parecido a Julio Cesar, Vini, Vidi, Deus Vencit. La llegada de Leopoldo I al día siguiente hace que las tropas entren en Viena de forma triunfal, serán recibidos por el conde de Starhemberg, y se celebrara una misa en la catedral de San Esteban, un Te Deum para dar gracias a Dios oficiada por el obispo el Conde Leopoldo Carlos Kollonic. Leopoldo I junto al rey polaco pasaran revista a las tropas polacas, reconociendo así su ayuda

Jan III Sobiesky escribiendo la carta al Papa

La victoria de la Santa Liga supuso el inicio de una serie de ofensivas por parte del Sacro Imperio y Polonia. Por parte de los Habsburgo acabarían liberando Hungria, Transilvania y Croacia, y conseguirían que Dalmacia siguiera siendo Veneciana. La movilización contra el turco no se hace solo bajo la bandera de los austrias, sino incluyendo, gracias a la dieta de Presburgo a alemanes, hungaros, checos, eslovacos e italianos, en lo que es una primitiva imagen de lo que seria su imperio unas décadas después, y que darían estabilidad el este y centro sur de Europa hasta que un loco decide matar al heredero al trono del Imperio Austrohungaro


Polonia, que se saldrá de la liga por las presiones de su aliado Luis XIV, lograra arrebatarle al turco los territorios que tenia en la zona de Ucrania que anteriormente habían perdido en manos otomanas. En 1689 Francia le declara la guerra a los Habsburgo, en la Guerra de la Liga de los Habsburgo, para alivio de los turcos, pero eso no impedirá que en 1690 Belgrado caiga en manos de los Habsburgo, el avance imperial parecía imparable, en unos años los turcos habían perdido casi todo lo que poseían en Europa a excepción de Bulgaria, Grecia y los territorios a orillas del Mar Negro, y los turcos quedaran ya definitivamente tocados cuando en la batalla de Zenta, en otro 11 de septiembre de 1697, el nuevo sultán Mustafa II vea como Eugenio de Saboya le infringe una derrota apabullante, perdiendo solo 430 hombres frente a los 25.000 turcos

Si, los polacos hicieron una pelicula de esto

Con la posterior paz de Karlowitz en 1699, los Habsburgo controlan definitivamente Hungria, Eslovaquia, Transilvania, Croacia a excepción de Eslavonia, y ademas Venecia controlaría Morea, actual Peloponeso, y Podolia a Polonia. Se iniciaban una epoca en la que los turcos empezarían a perder cada vez mas terreno en Europa a base de retrocesos en pequeñas guerras, mientras que los Habsburgo, de estar a puertas de perderlo todo se encuentran en menos de 20 años con un gran imperio, por lo que irán poco a poco abandonando el Sacro Imperio Romano, y que salvo e 1739 con la independencia de Serbia y Valaquia, seria un territorio sin problemas, y que incluso ni se lo pensó cuando pudo devorar a su aliado Polonia en los repartos de esta

Placa que recuerda la batalla

Pero no solo serian los Habsburgo los beneficiados de todo esto, sino que el elector de Brandemburgo recibió muchos terrenos en recompensa por su ayuda, lo que a unos pocos años después llevo a que se convirtiera en el reino de Prusia. Se iniciaba así la carrera de este estado que daría origen al imperio alemán y llevaría a cabo la unificación de los pueblos germanos.

Carlos V de Lorena

Como curiosidad, Carlos de Lorena lucho en esta batalla a dura apenas recuperado de una grave enfermedad que casi lo mata, se dice que las oraciones del padre capuchino Marco da Aviano, enviado del papa ante el embajador, y que no paraba de animar a hacer la guerra contra el turco, lo salvo. Es por eso, y que por su consejo, las insignias imperiales llevaban la imagen de a Madre de Dios, y después de esta batalla, la Virgen estaría presente en todas las banderas militares, hasta que Adolf Hitler las mando quitar tras de su anexión con Alemania

Bandera del Imperio Austrohungaro, por un lado la Virgen, por otro el escudo imperial

Se puede decir, que esta batalla es de una trascendencia fundamental no solo para centro Europa, sino para el resto del continente, ya que la caída de Viena hubiera supuesto la caída de prácticamente todo el continente en el islam. El propio Papa Inocencio IX la compara con la batalla de Poiters en 732. Aunque actualmente esta batalla esta olvidada, no debemos perder nunca el hecho que supuso para aquellas tierras que las campanas se cayaran y nunca avisaran de la llegada del turco


1 comentario:

  1. La mejor descripción de la batalla está en la Historia de los Papas de Ludovico Pastor (Volúmen dedicado al Pontificado de Inocencio XI).

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