viernes, 14 de agosto de 2015

Cracovia

Al que hicimos con Varsovia, hoy toca descubrir la capital cultural de Polonia, antaño capital del reino Polsko, y que tambien tiene su leyenda, vamos entonces por ello

Pequeña guia de Cracovia

El nombre de Cracovia deriva de Krakus, que es según la leyenda el fundador de la ciudad y era gobernante de los Lechitians, una tribu de polacos. La palabra Krakow, es el posesivo de Krak, así que la ciudad significa Krak. En el principio del desarrollo de las lenguas eslavas, Krak es también roble, o bastón de mando de un juez. El príncipe Krakus aparece por primera vez mencionado en 1190, aunque la ciudad ya existe desde el siglo VII

Cracovia en las cronicas de Nuremberg

La ciudad de Cracovia transcurre a orillas del Wisla, o Vistula en castellano, y ya aquí tiene un caudal considerable. La ciudad se cree que la fundo la tribu de los Wislanie, que le da nombre al río. Lo curioso es que la capital, capital de Polonia en el pasado hasta que en 1596 esta se traslada a Varsovia, aun así, en muchas ceremonias oficiales y escritos se refieren a Cracovia como la real ciudad capital de Polonia.

Vistas de la ciudad

En el pasado tuvo, y aun tiene, una comunidad judía considerable, pero el hecho de que estuviera bajo dominio de los austriacos y prusianos tras los repartos de Polonia, y mas tarde con el yugo ruso durante casi dos siglos, hace que en sus calles hayan cohabitado las religiones católica, Luterana y Ortodoxa, si bien es verdad que al igual que en Varsovia, los símbolos rusos fueron borrados tras la independencia de 1918, pero que hace que esta mezcolanza de religiones, con sus consecuentes etnias, hace de Cracovia una ciudad dinámica culturalmente y que aun hoy lo es.

Escudo de la ciudad

A Cracovia se puede llegar en tren, probando el PKP, la compañía de trenes estatal polaca, un viaje en segunda clase que no esta nada mal en precio y comodidad. Llegada a la estación de Krakow Glowchy, la estación central totalmente remodelada para la Eurocopa de 2012, y adjunta a un centro comercial, pero con una enorme ventaja, nos deja prácticamente en el corazón de la ciudad. Nada mas salir ya nos encontramos con el parque que rodea el casco viejo de la ciudad, y que actualmente ocupa lo que era antes el espacio de las murallas y ya nos encontramos con los primeros tranvías azules, color de la ciudad , y que son a mi gusto muy bonitos. También esta la opción del transporte como el autobús, ya que Cracovia esta muy bien comunicada en frecuencias con el resto de grandes ciudades de Polonia, especialmente Varsovia.

El parque rodeando la ciudad antigua

Merece la pena lo primer al llegar a la ciudad dar un pequeño paseo por el Stare Miasto, y allí nos encontramos ya con una de las joyas de la corona de la ciudad, la Plaza del Mercado, donde tenemos el Mercado de los Paños, en su parte central. Dejándolo atrás para ver la plaza mas tarde con mas calma, seguimos adelante y en un segundo llegamos a las orillas del Vistula

Plaza del mercado

Desde allí, caminando a los pies del castillo de Wavel, viendo los barcos de turistas pasear por sus aguas y podemos ver un puente de hierro que si uno recuerda bien, lo podrá recordar de la película de La Lista de Scindler

El Vistula

Después de descansar un poco, empezamos la visita a la ciudad ya mas en serio caminando por el barrio donde en un periodo de la historia de esta ciudad estaba el Ghetto, aunque la primera parada fue para ver la bonita Iglesia de San Jose, una edificación que tiene la típica corona escalonada que tienen todas las iglesias en Polonia, una pequeña maravilla algo escondida de lo que son los circuitos típicos de la ciudad

La iglesia de San Jose

Como ya se digo, el barrio fue el del Ghetto, y nos encontramos con la Plaza de la memoria, una plaza con sillas que busca rendir homenaje a las victimas del holocausto nazi en la ciudad. En esa misma plaza tenemos la farmacia del Águila Negra, o la apteka pod Orlem, negocio que quedo dentro de la zona de exclusión, y que su dueño ayudo a los habitantes judios ayudandoles a escapar y a sobrevivir con medicinas, y sobretodo alimentos.

La plaza

A unos 5 minutos caminando tenemos el Museo de la Fabrica de Schindler, que hoy en día es solo queda el cascaron de la antigua factoría, pero que hoy en día acoge la historia de la ocupación nazi en la ciudad, donde vemos la vida de la ciudad desde los años de la independencia polaca, los años 20, y como poco a poco la Alemania nazi va convirtiéndose en una amenaza permanente hasta que estalla la guerra. Allí vemos la resistencia a sabiendas de que la tempestad del Blieztkrieg se los llevaría por delante. Tras una semana de combate, Cracovia caía, y el museo nos cuenta la vida de la ciudad ocupada, como encerraron a los judíos, las deportaciones, y el alzamiento en las fases finales de la guerra intentando evitar que el nuevo ogro que era Stalin, no se los llevara por delante y ocupara el país. Pero eso ya es otra historia

Entrada a la fabrica

Tras esta visita, cruzamos el río y nos dirigimos a perdernos por las calles del Kazimierz, el barrio judío de la ciudad, un buen sitio, que hoy esta plagado de restaurantes de todos los estilos, donde predominan los judíos, y que todos los negocios tienen la misma estructura, nombre y oferta en polaco, luego en hebreo, y las cartas escritas en varios idiomas. Un buen sitio donde se tomo unas cervezas para hidratarse después de un día caminando y con mucho calor.

Kazimierz

Al día siguiente comenzamos temprano, pillando el tranvía hasta la parada del Muzeum Lotnictwa Polskiego, o el museo de la aviación polaca, un museo donde vemos los orígenes de la aviación, especialmente el desarrollo de esta en la I Guerra Mundial, donde podemos ver por ejemplo el esqueleto de un mítico Albatros, y una exposición de muchos aparatos de la aviación polaca, especialmente en la época soviética, donde destacan un par de Mig, aunque para mi, el Junker del III Reich, avión mítico gracias al cine, y mas aviones, y que merece la pena ver, y admirar a esa gente que me montaba en maquinas que volaban y totalmente inseguras en sus orígenes


Y después del museo, tranvía y parada de Wavel para ver el castillo de la ciudad, situado en una pequeña colina que da nombre a la edificación, fue donde se situó el palacio real. Lo malo de Wavel es que tienes que comprar una entrada para cada una de las estancias que tiene, con la mala suerte que para las estancias reales y las joyas de la corona no había ya entradas, por lo que nos ahorramos 40 zoltych, así que con nuestra entrada para ver la sala de armas y la cueva del dragón, no quedo mas remedio que disfrutar del palacio real a medias.

El castillo de Wavel

En lo que es ya propiamente la plaza del castillo, nos encontramos con la Catedral de San Basilio, donde en sus catacumbas esta enterrado Josef Pildsuski, artífice de la independencia polaca en 1917. Y al lado de ella tenemos la estatua de Juan Pablo II, el papa de origen polaco que paso muchos años en Cracovia cuando era sacerdote y que es una figura importante en el país, pero en esta ciudad mas aun. La catedral podemos ver la cripta real, donde no solo están enterrados los reyes de Polonia, sino gente que contribuyo a la cultura del pais, o grandes personajes como Josef Pilduslki, quien les llevo a la independencia en 1918.


 Atravesando la puerta del palacio real nos encontramos con el patio de armas, y nos dirigimos a ver la sala de armas de los reyes polacos, allí se puede ver entre otras armas de los reyes, cetros, trajes de sus coronaciones, un trozo de madera que es una reliquia de la santa cruz, pero lo mas llamativo al menos para mi, las armaduras de los husares alados,, que os sonaran de una entrega anterior.

El patio del palacio real

Para redondear la visita a Wavel visitamos la cueva del dragón, donde según la leyenda vivía este animal, la cueva es eso, un hoyo de piedra que esta bien en verano porque esta fresco, pero nada mas, a la salida tenemos la estatua del dragón que cada 5 minutos echa llamas desde sus fauces, algo que encanta a partes iguales a los niños y adultos

El dragon a lo suyo

Una buena visita es el Museo Nacional de Cracovia, merece la pena porque allí podemos ver una obra de Leonardo Da Vinci única, la Dama del Armiño, pero también es interesante ver la sala de armaduras y armas del ejercito polaco, desde sus inicios hasta 1918 con las famosas legiones polacas




Y para ir acabando la visita a Cracovia nos dirigimos a la plaza del mercado, donde en este impresionante punto estuvimos admirando el mercado de los paños, donde en su interior ahora están mercadillos de recuerdos, y lo mas interesante es ver los escudos de las ciudades mas importantes de Polonia en su techo.

Mercado de los paños y a la derecha la torre del ayuntamiento


En esa misma plaza también tenemos la torre del Ayuntamiento, único vestigio que queda hoy en da del ayuntamiento que estaba en ese sitio y que fue demolido allá en el siglo XVIII. También tenemos, pero en la otra parte de la plaza, la Basílica de Santa Maria, con sus dos torres a distintas alturas, y que según se dice, fueron diseñadas por dos hermanos que rivalizaron para ver quien la hacia mas alta, el perdedor mato al otro lleno de envidia, y se suicido arrojándose desde la torre de su hermano. Hasta el siglo XX, el mediodía se anunciaba con un trompetista que tocaba la canción llamada Hejnal Mariacki, y que cuenta con la particularidad de que su ultima nota es media, por lo que parece que queda cortada. Actualmente se pone una grabación, pero cuando es un día de luto nacional, es tocada por un músico.

Basílica de Santa Maria

Desde allí a la barbicana, que es el ultimo vestigio de la muralla que un día rodeo el casco antiguo de la ciudad, una entrada medieval donde de vez en cuando aun se hacen algún mercadillo medieval. Justo enfrente de ella, esta el monumento a la victoria de la batalla de Grunwaldk, donde los ejércitos polacos y lituanos vencieron a la orden teutonica e iniciaron una época de esplendor para los polacos y lituanos. El monumento original fue destruido por los nazis y fundido para armamento, así que el de ahora es una reconstrucción reciente de después de la II Guerra Mundial.

La Barbicana

El monumento

Y acabando con l ciudad, podemos visitar dos lugares que son patrimonio de la humanidad, uno, el mas lejano, a 60 kilómetros, es el famoso complejo de campos de Auswichtz-Bikernau. Se trata del mas grande de los campos de concentración nazis, pero en realidad eran tres campos, el primero, es onde tenemos el famoso cartel de Arbeit mach frei, asi como las imágenes iconicas de alambradas y barracones. En los barracones vemos como era la vida del campo dia a dia y todo lo que paso en el




El campo II y III, es donde están la famosa rampa de llegada de trenes con los judíos y prisioneros que los alemanes querían eliminar. Vemos ademas los restos de barracones y las famosas cámaras de gas. Sinceramente, el campo solo muestra lo que paso, triste recuerdo de una locura que paso en el este de Europa durante la II Guerra Mundial, me esperaba algo peor, algo mas tipo español exagerando aun mas y buscando el sentimentalismo En este caso, la cruda realidad predomina y es de agradecer, se aprende mas con la verdadera historia sin filtros. Terrible historia.


Otra de las visitas pero mas cercana, a solo unos minutos en transporte publico son las minas de sal de Wielicka, una poblacion vecina de Cracovia. Son las minas de sal mas importantes del este de Europa, y llevan miles de años funcionando, desde qeu llego el hombre a esos territorios. Despues de descender durante un buen rato por las escaleras, la visita, siempre guiada, es una maravilla, es una caminata de 2 horas, donde se descubre como se extraia la sal, se ven las estatuas construidas por los mineros, y maravillas como la gran sala o las escaleras. Sinceramente, merece mas la pena para mi la visita a las minas que a Auswichtz, pero eso ya depende de gustos.





Y de ahí, donde una vez habito un dragón, que según la leyenda solo comía o una oveja, o una cabra o una joven doncella. Y el problema es que el rey había tenido descendencia y al ser una niña, tenia miedo de que el dragón decidiera incluirla en su menú, así que ofreció la mano de su hija a aquel que fuera capaz de acabar con el. El problema es que muchos lo intentaron y no volvieron. Pero un día en la corte del rey llego un zapatero y aseguro que el acabaría con el dragón, con las consecuentes risas de la corte del rey. Pero el zapateo lo que hizo fue con una oveja muerta, la vació, la relleno de azufre, y la dejo a la entrada de la cueva del dragón, el cual al salir se vio con el menú hecho y se zampo la oveja, con una sed tremenda del azufre, y fue a beber al río, y lo que hizo fue explotar y acabo con el dragón. El zapatero se caso con la hija del rey, y decidió hacer un castillo en la colina sobre la cueva del dragón dando origen a la ciudad de Cracovia. Hoy en día los habitantes de la ciudad dicen que si hubiera un dragón se moriría de hambre, pues no hay ni ovejas ni cabras, y tampoco hay vírgenes en la ciudad


La ciudad cultural de Polonia merece la pena ser visitada con calma y disfrutando de ella, refleja muy bien tanto el pasado de este pais como lo que quiere ser hoy en dia.


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